El auténtico caso bolaño

Contrario a todo lo que se ha dicho -hay tantas versiones como protagonistas lo cuentan-, más allá del consumo de estupefacientes, el motivo real de la salida de Antonio Bolaño de la Generalitat tiene mas relación con un asunto de faldas que con cualquier otra cosa.

La conocida relación del director de comunicación del President de la Generalitat con la señora Lluna Baltasar, periodista del gabinete e hija del Conseller Baltasar, pública y notoria en Palau y que cuenta con distintos episodios escabrosos culminó con su dimisión.

La señora Bolaño, militante socialista, conocedora ya en distintas ocasiones de la infidelidad de su marido, decidió no tolerar un “eso no es lo que parece” mas y emprendió el tramite de separación y echó de su casa a Antonio Bolaño. Esta acción provocó las iras de su, hasta entonces, compañero que se presentó al domicilio conyugal. Discutieron encendidamente y, según parece, al responsable de comunicación del President se le escapó la mano en más de un momento. Su mujer respondió a la agresión interponiendo una demanda por malos tratos y retirando todo el dinero de las cuentas bancarias compartidas.

Es cuando se encuentra el señor Bolaño sin casa y sin dinero que el dúo Taboas-Zaragoza toman cartas en el asunto del fiel cargo de confianza del President Montilla, ya que los socialistas no pueden permitirse ningún escándalo público más de un director de comunicación que se encuentra en la luz pública por acoso a periodistas, amenazas a Jordi Barbeta i Jordi Juan y su mala relación con La Vanguardia.

Zaragoza pone la situación en orden. Pide abrir la puerta a su dimisión, negocia con su pareja que retire la denuncia interpuesta y hace que el Partido socialista conceda un préstamo personal de 18.000 euros a Antonio Bolaño para que pueda hacer frente, durante un tiempo, a su salida del Govern.

¿Y qué hacer ahora con Bolaño? La respuesta es la siguiente: despedir a un cargo de confianza de la Diputación de Barcelona y dar la plaza a Bolaño (plaza que no ejerce). Al mismo tiempo colocarlo a dedo de tertuliano orgánico en medios de comunicación escritos y audiovisuales mostrando así la gran docilidad de muchos medios para admitir de opinador i tertuliano a un personaje sin ninguna trayectoria de prestigio que le avale.